//La construcción del género en Crónica de una Muerte Anunciada por Gabriel García Márquez

De acuerdo a Conway et al en “El concepto de género”, el género es lo que la sociedad cree que deben ser las ocupaciones y actitudes de un individuo por ser hombre o por ser mujer, de acuerdo a la clasificación que se le dio al nacer acorde a sus genitales. Por lo tanto, el género es completamente cultural. Lo que es femenino y lo que es masculino varía de acuerdo a la cultura y a la sociedad. Cada cultura piensa diferente acerca de lo que un hombre debe hacer y decir para ser masculino, y lo que una mujer debe hacer y decir para ser femenina, pues “la posición de la mujer (y por lo tanto también del hombre) no está determinada biológica, sino culturalmente”(Lamas, 108). Esta división del trabajo, de las actitudes, etcétera, se ve claramente reflejada en cada aspecto de la sociedad, es por eso que la literatura, que es clave de la percepción según Edward T. Hall, ofrece un espejo fiel de cómo determinada sociedad construye el género de sus individuos. Por lo tanto, utilizando Crónica de una Muerte Anunciada escrita por Gabriel García Márquez como medio, es posible identificar la construcción del género hecha por la sociedad caribeña sobre la cual está escrita la novela, y esa identificación es precisamente a lo que se va a dedicar este ensayo.

A lo largo de todo el libro se puede ver que los hombres y las mujeres que actúan en él tienen ciertas obligaciones y roles que cumplen de acuerdo a las leyes de su sociedad. En este libro, las mujeres o son madres, o son prospectos o son prostitutas o son monjas, y ninguna de ellas sale de estos roles. Mientras tanto, los hombres tienen una mayor variedad. En el libro vemos al hombre como obispo, coronel, padre, hombre de negocios, hijo recuperando el honor de la familia, juez, sacerdote, entre muchos otros roles que las mujeres no cumplen, ya sea porque su sociedad se los impide o ya sea por falta de interés.

Estos roles están constituidos por ciertas actividades que las mujeres y los hombres pueden o no hacer. Por ejemplo, para que una mujer cumpla con el rol de ser una prostituta, para ello necesita intercambiar sexo por dinero. Para que un hombre sea un coronel, necesita haber peleado en una guerra, haber ascendido hasta el puesto de coronel y haber mantenido ese título. En Crónica de una Muerte Anunciada, los hombres y las mujeres cumplen solamente con cierto tipo de roles dependiendo de su sexo.

Las mujeres en la novela cumplen con ciertas actividades, por ejemplo al ser solteras tal vez se dediquen a coser, tejer, hacer vitrales o hacer flores de trapo con sus amigas junto a la ventana, pues lo único que están esperando de esa vida es casarse. Sus madres las crían para que se conviertan en buenas madres y buenas esposas, no para que sean profesionistas o tengan educación de algún tipo. Las crían para que sean recatadas, pudorosas y para no meterse en el camino del marido. Una frase, dicha por la madre de Ángela Vicario en referencia a ella y sus tres hermanas, que ilustra perfectamente esto, es: “Cualquier hombre será feliz con ellas, porque han sido criadas para sufrir”(García Márquez, 30). Como a la mujer se le cría para casarse, el amor no es un factor que importe mucho pues “también el amor se aprende”( García Márquez, 33). Para Ángela Vicario, desde el punto de vista de su familia, es una gran oportunidad casarse con Bayardo San Román, un hombre al que apenas ha visto, pero que posee una gran fortuna (García Márquez, 33).

Sin embargo, no todas las cualidades que tienen las mujeres en la novela son malas o represivas, sino que también existen algunas que las ponen en un nivel de semi-divinidad, con capacidades superiores a cualquier ser humano. A las madres se les otorgan poderes sobrenaturales, como es el de interpretar sueños (García Márquez, 3), además de una intuición mayúscula y una sabiduría casi mística (García Márquez, 20). Aunque esto no es lo que se espera de todas las mujeres, sí demuestra que a la mujer se le admiran y hasta deifican ciertas cualidades que los hombres poseen en un menor grado.

A pesar de lo anterior, las restricciones que impone la sociedad sobre el género femenino existen. El mejor ejemplo es el deber de la mujer a llegar virgen al matrimonio para mantener el honor (García Márquez, 36). Durante la novela se hacen varias referencias a este hecho, pues el honor perdido es la causa del asesinato de Santiago Nasar. La sangre en la sábana de la noche nupcial es referida como “la mancha del honor” (García Márquez, 36), revelando así la importancia que se le pone a la simple ruptura del himen durante la noche de bodas. Sin embargo, se puede ver a los miembros del género rebelarse, o al menos darle la vuelta, a esta restricción: “le enseñaron artimañas de comadronas para fingir sus prendas perdidas, y para que pudiera exhibir en su primera mañana de recién casada, abierta al sol en el patio de su casa, la sábana de hilo con la mancha del honor”(García Márquez, 37).

El hombre no es el único que sigue ciertas normas de la sociedad. A lo largo de la novela se puede ver que los hombres siguen ciertas actividades y debe ser de una manera específica para ser masculinos. El hombre en esa sociedad caribeña bebe mucho, trae el dinero a la casa, ejerce su autoridad, y le toca hacer el trabajo rudo fuera de la casa. A los hombres se les está permitido que tengan relaciones sexuales antes del matrimonio y fuera de él, y es más, se espera de ellos que sea así (García Márquez, 44). También del hombre se espera que defiendan y recuperen el honor familiar en caso de que sea necesario, aunque no quieran hacerlo en realidad. El caso de los gemelos Vicario es un muy buen ejemplo de esto: Cotilde Armenta “tenía la certidumbre de que los hermanos Vicario no estaban tan ansiosos por cumplir la sentencia como por encontrar a alguien que les hiciera el favor de impedírselo”(García Márquez, 56). Con todo, los gemelos se vieron obligados a cumplir con el “horrible compromiso que les había caído encima”(García Márquez, 56), es decir, matar a Santiago Nasar, la persona que supuestamente le había quitado la virginidad a Ángela Vicario, por las exigencias de su género.

Así pues, es evidente que la construcción del género de una sociedad puede ser identificada a través de la literatura escrita desde dentro por uno de sus miembros (que a su vez está regido por las normas de su cultura), pues la división del trabajo y lo que la sociedad entiende por género se muestra en cada aspecto de la vida cotidiana de sus miembros.

Bibliografía

García Márquez, Gabriel. Crónica de una Muerte Anunciada. Vintage Books. Nueva York, 2003.

Conway, Jill K., Susan C. Bourque, Joan W. Scott. El concepto de género. Paquete del Curso.

Lamas, Marta. La antropología feminista y la categoría “género”. Paquete del Curso.

Hall, Edward T. La dimensión oculta. Siglo Veintiuno Editores. México D.F., 2003.

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