Ayer caminé como nunca en mi vida había caminado. Durante más de cinco horas puse un pie delante del otro, delante del otro, hasta que ya no sentía las plantas de los pies y me dolían las rodillas. Caminamos en el sol por más de dos horas, hasta que anocheció, entonces caminamos en la oscuridad por otras más de dos horas. Fue divertido, hasta cierto punto y aunque creía no iba a agunatar, sí lo hice.
No iba a ser el Rival más Débil, tengo orgullo aunque a veces parezca que no.
Lo malo es que ahora me duele la parte de atrás de la rodilla. No duele mientras no la tuerza, es decir, no puedo dar vuelta mientras estoy usando ese pie y como luego se me olvida puede ser bastante doloroso.
Aun así, me gusta caminar.
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